miércoles, 19 de agosto de 2020

 

5 CLAVES PARA UNA COMUNICACIÓN EFECTIVA EN EL MATRIMONIO


Como mujeres de Dios debemos saber la forma correcta para tener una comunicación efectiva con nuestra pareja.

Cuando no sabemos comunicarnos de manera correcta creamos contiendas.
“Gotera continua en tiempo de lluvia y la mujer rencillosa, son semejantes”. (Prov. 27:15)

Tu objetivo como mujer de Dios en busca de ser una esposa conforme a su corazón debe ser de emplear palabras dulces y de paz en tu relación porque las contiendas y la rencillas traen división. “Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa”. (Prov.21:19).

Existen 5 claves que Dios nos enseña para tener una comunicación grata y agradable

1-Nuestras palabras deber ser suaves: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor”. (Prov.15:1). El hablar agresivamente acarrea peleas y disputas, en tanto hablar suave y amable trae paz

2-Nuestras palabras deben ser dulces: “ La dulzura de labios aumenta el saber”. Si quieres ser escuchado debes aprende a hablar con dulzura, de lo contrario es mejor callar.

3-Nuestra comunicación debe ser apropiada: Las palabras amables tienen un efecto medicinal tanto en el cuerpo como en el alma.

4-Nuestro hablar debe de ser de pocas palabras: “En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente”. (Prov.10:19).  Cuando hablamos mucho caemos en ofensas y esto lleva consigo la ira y el enojo.

5-Nuestra comunicación debe ser pausada: “Sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”. (Santiago 1:19). Debes de aprender a escuchar mucho y hablar poco y a no enojarte. ¿Por qué? Porque en la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Si quieres que el Señor tome el control de tu matrimonio debe hacer un cambio radical en tu forma de hablar.  Pídele ayuda para arrancar de raíz los malos hábitos de comunicación, las malas palabras, los gritos y cualquier ira o enojo que se presente.

Si desea ser sabia, recuerda entonces que. “En las muchas palabras no falta pecado; más el que refrena sus labios es prudente”.

Aprende a callar, a esperar, y sobre todo a orar.

¡Dios te bendiga!