Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?. Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. (Mateo 18:21-35)
Cuando Jesús le dijo a Pedro que debía perdonar hasta setenta veces siete, no se refería en sí al número de veces que debemos perdonar; Jesús se refería a que debemos perdonar todas las veces que fuere necesario. A veces perdonamos de boca pero en nuestro corazón realmente no existe un perdón genuino y esto crea un rencor en nuestro corazón que va creciendo a medida que pasa el tiempo.
La falta de perdón crea en nuestro interior raíz de amargura, la cual es un pecado durmiente, que va creciendo en lo profundo de nuestro corazón y esta trae consigo un conjunto de emociones negativas a nuestra vida, Pablo lo describe en efesios 4:31.
El psicólogo Dr. Carsten Wrosch dice: "Cuando se alberga por un tiempo largo, la amargura puede anticipar patrones de desregulación biológica (un impedimento fisiológico que puede afectar el metabolismo, el sistema inmunológico o la función orgánica) y de enfermedad física". Es decir, que si la amargura no se controla interfiere con los sistemas hormonales e inmunes del cuerpo.
Hay que perdonar desde nuestro interior para que nuestras oraciones lleguen sin estorbo.
Hoy es un buen día para perdonar y demostrarle a esa persona el amor de Dios en nosotras.
¡Dios te bendiga!
Aris Rosario
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